jueves, 24 de septiembre de 2015

Capítulo 1 Cordelia.

Apenas una rendija de luz entra por el hueco entre las gruesas cortinas que tapan los ventanales de una de las mejores vistas del castillo. Oigo unos golpecitos en mi puerta y sé que no me he despertado precisamente por la luz que se filtra. Me incorporo lentamente en la cama y hago a la criada pasar. Anra entra con una bandeja que deposita en mis piernas. Todo parece delicioso, y en verdad, lo es, pues mi familia siempre ha contratado a los mejores cocineros del país para servirnos.
-Majestad, hoy teneis clase de Valen a las 9 con el profesor Distrec. Seguido de vuestra clase de malqués con la señora Meigu. Por desgracia, la señora Stevvens ha sufrido un accidente, por lo que vuestras clases de baile quedan anuladas hasta que encontremos un sustituto…
Lo malo de mi vida… Es que está muy planificada. Todos los días, a las 8:30 Anra llama a mi habitación. Coloca mi desayuno y comienza a recitar mi horario…
<<A las 11 se hará un descanso para que pueda tomar el almuerzo, que hoy consistirá en tarta de manzana y acto seguido reanudará las clases de política con la señora Meyers, matemática con el profesor Josh y literatura con el señor Simmons>> digo en mi mente, y acierto casi todo, en lo único que he fallado ha sido en la comida.
-Anra, sáltate el horario de las comidas y lo que incluye… Me cansa oír tanto… Incluso… podrías saltar todo este procedimiento…-digo llevándome un bollo mojado de chocolate a la boca-
-Lo siento princesa, pero es necesario, es el deseo de vuestro padre y así se cumplirá-y prosigue tras la interrupción a enumerar reuniones aburridas y visitas a las que aguantar.
Pero el único momento donde disfruto esto es a partir de las 6 de la tarde los días en los que los invitados no se quedan a dormir. Entonces me dirijo a las caballerizas, donde suelo hablar con Yom, un joven escudero apuesto de mi edad, no como Anra, que me saca 5 años y que a veces me saca de quicio con tantas normas que cumplir. Yom ama a los caballos y suele estar por excelencia en las cuadras, siempre encargándose de algún caballo herido o de algún potrillo recién nacido. Se rumorea que ama a una dama en la corte, pero no he conseguido sonsacarle nunca quien es, pero todo apunta a Scarlet, hija del duque de Haris, al oeste del país; pues siempre se les ve como una dulce pareja, hablando, riendo… Y coqueteando.
     <<Y harían buena pareja>> pienso mientras termino el chocolate.
Acto seguido permito que tras vestirme, Anra me peine y cuide el cabello y lo coloque suelto pero que no se me venga a la cara gracias a 2 trenzas que salen de los extremos superiores de mi cabeza y que después se juntan en una.
A la hora apropiada, salgo de mi habitación y camino por los pasillos al son del tintineo de mis zapatos hasta llegar a la sala de música, donde varios instrumentos descansan y me dirijo a uno del tamaño de un piano. Es azulado con toques morados. El instrumento en si está compuesto de unas teclas y unos pedales como los pianos, pero en vez de sonar unas cuerdas, en su interior tiene unas láminas de cristal que hacen un sonido delicado y armonioso. Por suerte o desgracia no todo el mundo puede regalarse uno, por lo que  las familias de gran poder adquisitivo suelen aprender a usarlo.
El señor Valen aparece por la puerta. Es un hombre de unos 45 años de cabello castaño siempre recogido en una coleta hasta los hombros. Tiene un porte caballeresco y unos ojos azules que demuestran su gran  inteligencia. Es relativamente alto, pero no sobrepasa la media, sólo dos o tres centímetros.
    El hombre se acerca a mi, y tras dedicarme una reverencia se sienta a mi lado en el banco y comienzo a tocar el tema que estuve practicando el otro día. Al finalizar, el hombre me mira satisfecho y corrige varios errores de posicionamiento de mis manos y de mi tempo, al finalizar, me entrega una nueva partitura y sale de la sala tras otra reverencia. Sonrío orgullosa de mi misma y me dirijo a mi siguiente clase pensando que hoy será un gran día.
    Sin embargo, mis buenas profecías son fallidas, cosa que descubro a la hora de la comida. Mi padre no para de gruñir y de llamar al consejero real durante la comida y apenas me atrevo a investigar la causa, por lo que el tiempo transcurre en silencio hasta mi siguiente clase. 
    Las clases son agotadoras, por lo que decido escaparme. Cojo y capa y la escondo entre las faldas de mi vestido. Mientras camino, lo que veo por las ventanas me ayuda a calcular que en una hora comenzará a anochecer. Aún así necesito escapar del palacio y dar una vuelta por la ciudadela.
    Yom ya tiene a mi caballo ensillado, tras darle un par de monedas de plata como agradecimiento por haberse adelantado salgo disparada hacia mi destino.
    Lo bueno de Yom es que me conoce más de lo que debería y sabe si haré alguna excursión ese día con verme sólo un par de veces, por lo que suele tener ensillados a los caballos cuando llego para que no pierda tiempo.
    Disfruto del aire en la cara, y parece que Troppus lo disfruta también. Su crin me acaricia la cara mientras cabalga y a unos minutos de llegar lo ato a una vaya y le doy un par de manzanas para que vaya comiendo. Me ato la capa y me dispongo a mezclarme entre olores y gente de los que nunca podré disfrutar en el palacio.
    Un par de niños con las ropas rotas se acercan a mi, sin duda alguna mi capa nueva me delata y me agacho a darles un par de monedas. Este año no ha habido una buena cosecha, y con ese dinero sus familias podrán sobrevivir este invierno. También decido invertir unas cuantas monedas más o incluso hacer un intercambio y voy buscando alguna casa que tenga pinta de que los dueños lo vayan a aceptar sin hacer comentarios sobre mi persona.
    Finalmente encuentro una casa de 2 pisos, pero me supongo que varias familias vivirán allí. Y sin embargo quien me abre es completamente lo contrario a lo que me esperaba.
    La persona que se encuentra frente a mi viste un jubón tostado y sus ojos me miran con una extraña expresión. Espero que no me haya reconocido, pero necesitaré su ayuda igualmente y entro en la casa sin dejarle opción a cerrarme la puerta.


sábado, 13 de junio de 2015

Capítulo 1: Reino Goluss

Capítulo 1

El vasallo penetró las puertas del lujoso palacio, lamentándose de verse obligado a confesar lo que había  ocurrido solo hacía una hora antes. Como todos los demás habitantes, él también idolatraba a aquel artista: solo contemplar sus obras le ponía los pelos de punta. Quería que ese joven llegase lejos, que superase las limitaciones de la baja nobleza. Quería poder afirmar haber conocido al pintor de la época.
Pero el artista lo había echado todo a perder, al haber insultado públicamente al rey. No podía ocultar ese hecho, puesto que cientos de personas lo habían presenciado; no había modo de defenderlo sin ser acusado de difamación. Cierto era que Su Majestad permitía ciertas injusticias e ignoraba grandes problemas, pero aún así, uno no podía simplemente hacer mención en un discurso al hambre que pasaba una parte de la población por la negligencia del gobernante. Y menos aún de aquella forma: con un tono despectivo y satírico.
Ese joven tenía demasiada influencia, demasiada fama, demasiada inteligencia para simplemente ser ignorado. Si él estaba en contra del rey y lo manifestaba abiertamente, la gente no tardaría en ponerse de su lado.
Al atravesar el pasillo, la amable bienvenida del rey no tardó en hacer presencia:
-          Malas noticias, ¿cierto?
El vasallo asintió con la cabeza, y la mirada del rey se ensombreció.


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Toc, toc.
Mis dedos siguen dibujando líneas curvas llenando poco a poco el blanco lienzo. Es un caos: no tiene forma, no tiene sentido, solo líneas y arcos de diferentes colores que se atraviesan entre sí sin decirse nada.
Toc, toc.
Casi carece ya de espacios en blanco, pero mis dedos de colores, que se mueven de forma automática, no están preparados para dar por finalizada esta misión. Las cortinas ocultan la luz del sol y la oscuridad casi no me permite diferenciar si la pintura es azul o negra mientras la esparzo por mi paleta de madera, mezclándola con el rojo que sobró anteriormente.
Toc, toc.
-          Sé que estás ahí y no voy a detenerme hasta que me abras – Declara una voz grave y segura al otro lado de la puerta.
Suspiro, y aunque me cuesta levantarme, finalmente lo consigo y quito el cerrojo de la puerta, dejando una huella negra o azul en el pomo.
La luz invade mi cuarto e inmediatamente me doy la vuelta cerrando con fuerza mis ojos.
-          Odio cuando dramatizas y te comportas como un artista incomprendido y excéntrico.
-          Me temo que soy un artista incomprendido y excéntrico – Murmuro mientras vuelvo a sentarme en el suelo, para continuar con mi “precioso” trabajo.
Él mira con sus pequeños ojos verdes el cuadro alzando las cejas, y yo niego con la cabeza prefiriendo no tener qué explicar por qué estoy pintando con los dedos líneas al azar en un lienzo. Al mirarlo, me doy cuenta de que tal caos da la impresión de desesperación.
No soporto seguir con este cuadro, así que me fijo en mi músico favorito. Su cabello rubio, ligeramente ondulado, llega hasta su cuello, y lo lleva de una forma despreocupada y libre. Su ropa, como siempre, es muy elegante y le da una apariencia formal y madura que concuerda con su personalidad.
-          ¿Así que te vas a quedar encerrado en tu estudio durante el resto de tu vida debido a tu corazón roto? – Inquiere, curioseando por el estudio.  
-          No tengo un corazón roto: ella me daba igual. Lo que me deprime es que en dos meses mi fama haya desaparecido. Ya no soy nadie.
Ella nunca me importó demasiado: esa relación solo servía para que la gente hablase más de mí. Al salir a la calle, era consciente de la admiración de los demás, de los cotilleos, de mi importancia. Mis palabras tenían más influencia que las del rey.
Pero se acabó, y ella se fue, y la alta nobleza dejó de interesarse por mi trabajo, y la gente dejó de hablar de mí, y los demás artistas me dejaron atrás, y mis obras ya no eran suficientemente buenas.  Y fracasé.
Malet fija en mí una mirada desaprobatoria, y le agradezco que no mencione mi apariencia atroz.
-          Por favor, Sly, detén esto – Me implora con una voz muy dulce-. Tus padres están preocupados por ti.
-          Era azul – murmuro absorto en la paleta.
-          ¿Siempre fuiste tan raro o es que al arrebatarte la fama te han quitado también la cordura?
-          El rey es un estúpido, inútil y envidioso egocéntrico que me ha quitado lo único que tenía en mi vida, así que me temo que sí.
El chico me coge de la mano y me temo que no tengo la energía suficiente para contrarrestar su fuerza, así que me dejo levantar y ser conducido hasta la habitación contigua, sin decir nada.
Él empieza hablar sobre la responsabilidad, la madurez y mi innegable egocentrismo, pero le escucho como si estuviera a cien pies alejado de mí. Como lentamente la sopa que se encuentra en la mesa, todo preparado para mi llegada, mientras pienso en cómo se supone que voy a seguir adelante. No puedo dedicarme a otra cosa que no sea la pintura. Aunque en este campo ya me haya hundido.
Al terminar la comida decido apartar esos oscuros pensamientos de mi mente, y me centro en escuchar el parloteo incesante de Malet, a pesar de lo aburrido que es. Caminamos hacia mi desordenada habitación y él busca en mi armario algo decente con lo que pueda salir a la calle.
-          Así que – continúa el chico-, quizá si te disculpas ante el rey vuelvas a tu vida de lujos y fama – Ante mi mirada hostil, el músico se apresura a añadir:- Sly, ¿estás seguro de querer renunciar a todo tu futuro en cuanto al arte y a tus sueños solo por estar en contra del rey?
Frunzo el ceño divisando un cuadro con motivo religioso que no llegué a terminar, y siento una punzada en el pecho. Sin duda, haría cualquier cosa por seguir pintando, por ser una eminencia en el arte, pero la idea de disculparme ante la persona que me ha despojado de todo cuanto tenía es simplemente incorrecta. 
-          No – Respondo finalmente, y la esperanza se asoma en los ojos de Malet-. De lo que sí estoy seguro es de no querer denigrarme ante un inútil como el rey.
La mirada de Malet pierde todo su optimismo, y yo le dedico una radiante sonrisa.


domingo, 7 de junio de 2015

Capítulo 2: Dyscordia, concéntrate

Mientras noto como cada uno de mis músculos se va tensando ya sé lo que se avecina. Repaso mentalmente el callejón, buscando escondites o cualquier posible vía de escape.
Se me acercan poco a poco y oigo susurros y risas. 

-¿Cuál es tu nombre, “chata”?-Ese retintín al hablar me debería producir escalofríos, en lugar de eso, procuro centrarme en mantenerme alerta e intentar trazar un plan.

-¿De verdad eso te importa, “chato”?- He debido de sonar más grave y sarcástica de lo que creo, porque han parado en seco. Levanto un poco de polvo con la bota al intentar cambiar de posición, a una mejor para defenderme ante un posible ataque. Apenas hay luz, y doy gracias por ir de colores oscuros, así me camuflaré más.

-Tu voz me suena… ¿En qué trabajas?- Dice uno de ellos, el más bajo y escuchimizado, también es el que más atrás está. Fijo mi vista en él, y pega un salto del susto que le he metido. Río por dentro, pero creo que si me río por fuera les asustaré. Sí, funciona. Las escasas luces de "la flecha" hacen que nuestras sombras se proyecten en la pared desconchada y sucia que tengo en frente; parezco pequeña, en cambio, ellos enormes.

El chavalín se va haciendo hueco poco a poco entre ellos, acercándose. Ante mi intento por parecer más intimidante y segura de mí misma, pone los ojos como platos y se queda quieto. Me recuerda a una ardilla. Es pelirrojo de ojos oscuros, y pequeño como una ardilla.

La tensión se me va acumulando y no se me ocurre ningún plan que no implique que salga un poco magullada. 

“Lo de pensar deprisa nunca fue lo tuyo, chica” Oigo dentro de mi cabeza, pero no es mi voz.

“Ahora no es momento para pensar en eso, ya lo haré después” Y eso si suena más a mí misma. 

“No, escúchame Dyscordia. No te hagas la dura” ¿¡Pero que coj…?! No es mi voz, y me estoy asustando. Ellos dicen algo, pero estoy ocupada en mi propia cabeza. 

“Son más que tú, sí, estás jodida. Pero las guerras no las ganan quien más soldados tiene, te lo recuerdo” Por lo menos dice cosas inteligentes, y la voz… Me suena. Es aguda y parece alerta. Habla deprisa. Sabe mi nombre completo... Esa voz... "¡No! ¡Para! ¡Alerta!" Me digo.

Uno de ellos intenta tocarme. Le aparto de un manotazo como acto reflejo. Al instante veo que el pelirrojo bajito le sujeta. No sé cómo, pero se controla el más grande.

-Respóndele- Dice otro. Éste último parece mayor. Alguna arruga, alguna cana aquí y allá, pero me saca tres cabezas, a lo ancho y a lo alto.

-Ardillita cielo… ¿cómo te llamas?- Le digo mirándole. Se pone rojo al instante, pero se yergue y me mira fríamente.

-¿De verdad eso importa?- Responde. Tiene un deje al estilo de las clases altas, probablemente lo sea.
-Muy bien “Ardillita”, me voy, así que déjame pasar. Tú me caes bien, no te quiero hacer nada.- Es cierto, me cae bien.

“Eso es, gánatele” Decimos al unísono mi voz mental y la intrusa, expectantes.

Decido que es hora de reaccionar, estoy cansada del tira y afloja. Avanzo en dirección a “Ardillita”, el cual recula con cara de miedo. Otros dos ocupan su lugar. 

-Venga chicos… Ahora no tengo ganas- Dicho eso, le golpeo en la zona del hígado por sorpresa al que parece más distraído.

“¡Por detrás!” Grita alguien en mi cabeza. Inconscientemente salto lo más alto que puedo, y el puñetazo que llevaba mi nombre se lo comió el otro que me cerraba el paso. Aterrizo sobre la tripa de alguien y salgo corriendo, empujando a Ardillita, que cae al suelo tapándose la boca.

“Estás oxidada” Y mientras me muevo lo más rápido que puedo (saltando cajas, esquivando obstáculos y procurando no resbalarme), pongo cara, mezcla de ofendida, mezcla de asco.

“Cállate” Respondo.

viernes, 29 de mayo de 2015

Capítulo 1: Syntha



-¡Por piedad, os lo suplico!- Grita.
Algunos pasan de largo, otros miran, y sólo yo le ajusticio.
Su cabeza se sale de la cesta.
“Vaya, o tenía plomo dentro o mucho pelo” pienso, y me río ante mi macabro chiste.
La recojo, y dentro del saco negro, sus ojos, ahora vacíos de vida, me miran.
“Gajes del oficio,… No te distraigas. Continúa” Me digo a mí misma.
Hago lo que se supone que debo seguir haciendo. Recoger la otra parte del cuerpo y junto a la cabeza, bajo del estrado y lo dejo medioescondido entre unas sábanas negras.
Limpio la sangre y ahora nadie mira, todo sigue su agitado curso.
Se llevan el cuerpo mientras yo limpio la cuchilla de la guillotina. Dicen algo que suena alegre, pero estoy concentrada, y solo respondo con un “ajá”, y continúo con mi tarea.

Me dirijo hacia la peor taberna de la ciudad, la más escondida en la zona más lóbrega. La puerta es de madera oscura y envejecida, y encima hay un cartel que reza “la flecha perdida” en lo que algún día fueron colores brillantes. Cuando entro hago un gesto a la camarera de grandes… emmm… “virtudes” para que me ponga lo de siempre. Mientras me acerco hacia mi sitio de siempre, veo que algún imbécil está en mi silla, y hoy no es un buen día para cabrearme.
-Mira chaval, no tengo ganas de bronca, así que lo haremos por la buenas ¿Vale?- Digo poniendo mi sonrisa más sarcástica- Te explico: Te vas a levantar y vas a mover tu asqueroso culo de mi sitio, ¿entendido?- El chico se levanta y es más alto de lo que pensaba, aunque probablemente yo sea algo más mayor.
-Mira “chata”- Dice recalcando cada sílaba- Yo he llegado primero, si te jode, te aguantas ¿entendido?- La mesa cruje un poco cuando apoya las manos, supongo que para intentar parecer más intimidante. No lo consigue.
-Vale, será por las malas- Y justo cuando pronuncio “malas” le doy un puñetazo en la cara, apuntando hacia la nariz, de donde ahora sangra. Él se echa un poco hacia atrás, le he pillado desprevenido. Aprovecho ese instante para agarrar su jarra de cerveza y estampársela en la cabeza. Se cae al suelo y le agarro del cuello de su camiseta para levantarle y sacarle fuera del local.
Nadie se sorprende, esto es el pan de cada día. La chica rubia de las “virtudes” despampanantes ya ha dejado una jarra muy fría y a rebosar de cerveza negra encima de la mesa de mi sitio. Me siento y aprovecho para reflexionar sobre lo que he hecho hoy: Levantarme, desayunar, ir al curro, y en el trabajo poco a destacar… salvo que uno de los tres a quien me ordenaron ejecutar no gritó, ni siquiera pronunció una palabra. Tomo un trago largo y me doy cuenta de que respeto a las personas que mueren con un porte especial.
Hoy tocaban 3 en guillotina, ya no está muy de moda ni es algo que se suela elegir para pena de muerte, ahora se lleva más la silla eléctrica. Vaya, me quedaré sin trabajo en unos meses, o me especializo en otro tipo de muertes o lo llevo crudo. Me abofeteo mentalmente y me digo a mí misma que no es momento de pensar en ello.
Apuro la jarra, le pago a la camarera, quien para mi sorpresa me dice:
-Hasta luego, Dys. Hoy estás especialmente guapa- Y me guiña un ojo. Me pongo como un tomate y salgo pintando sin decir nada, con los ojos como platos, mientras pienso que me acaba de tutear, ni siquiera me ha llamado por mi nombre completo. Al salir me topo con el chico de antes y sus “amigos”, supongo.
-Hola, “chata”- Dice, mientras todos sus amigos se parten de risa.- ¿Jugamos?- Sus ojos reflejan un brillo lascivo, incluso siendo de noche.

viernes, 16 de enero de 2015

Esto es un títuSalchicha!

BUENAS NOCHES/DÍAS/PENE/WIIIIIIIIIIIIII
Primera entrada del año siiiiiiiiiiiiiiii
Ahora ya vamos a retomar el ritmo "normal" de posteo. "NORMAL"XD
Este es un post informativo por lo que no tengo mucho que contar.
Feliz año nuevo, por cierto.

Recordad, (me di cuenta el otro día que era de mr. nosequé) ¡Siempre es un buen día para tener un gran día!

Lady

martes, 30 de diciembre de 2014

Una pequeña reflexión

Buenos días, tardes, noches. Hoy, os traigo un pequeño problema que ha surgido. Este texto que escribiré es mi idea, quiero decir, no quiero ofender a nadie ya que son mis ideales y respeto los de los demás.

Expondré mi caso. Entro en twitter, y al ver los trending topics hay uno que me llama la atención, por lo que decido meterme en él. Se llama #2015SinCocaCola, pero si no lo encontráis, al terminar la entrada os dejaré la dirección.

Informándome del tema (apenas tengo idea sobre economía, no es un asunto que pueda decidir qué es lo que está bien y qué es lo que no) he averiguado que Coca Cola planea suprimir los puestos de trabajo de entre 1000 y 2000 trabajadores el próximo año que está a la vuelta de la esquina. Y vi un tweet de alguien que me llamó la atención. Ese mensaje me hizo cambiar de opinión completamente, y después le di la razón. Decía algo así como: "¿Cómo es posible que haya tantas personas movilizándose por esta empresa y que sin embargo no se movilice la gente cuando cierran negocios de su misma calle?." Y la verdad es que me parece que tiene razón.

Es un tema injusto lo que hace Coca Cola, sobre todo con el lema que tiene (todos reconocemos ese "destapa la felicidad" con el que se anuncia la empresa). Pero quizás (a pesar de que se pueden buscar otras salidas al problema) Sea lo mejor. Quiero decir, este trimestre en Educación ética y moral he estudiado un principio que indica que hay que maximizar el bienestar social. Y esto lo aplico a : Si la empresa siguiese con esos puestos, quizás se fuese a la quiebra y el malestar sería para todos y cada uno de los trabajadores, pero si por desgracia hay que suprimir estos puestos, quizás las ganancias ayudasen a mantener los demás puestos de trabajo de la empresa y sería menos gente la que estuviese en paro. Aunque también he considerado...¿no podrían proponer una bajada leve de salario? Así, los puestos que se pierden podrían no perderse. Y no me refiero sólo a los trabajadores. Si no a todos y cada uno de los miembros de la empresa, sean jefes o trabajadores.

Pero volviendo al tema principal. El tweet me hizo ver que tiene razón. Quiero decir... Tanta gente movilizándose por una multinacional y sin embargo tan poca movilizándose por el zapatero de toda la vida. La mujer que te vendía las flores en aquella floristería que ahora está ocupada por una empresa de comida rápida. La gente que trabaja en aquella panadería por la que pasabas cuando eras pequeño para ir a la escuela que te evoca los recuerdos del olor a pan por la mañana. Nadie se moviliza por ellos, sólo ellos, su familia y algunos amigos... ¿Y nadie más? Los gritos de esa gente son ahogados por multinacionales que les han quitado el trabajo debido a su producción barata, rápida e industrial.

La conclusión os la dejo a vosotros... Sin más que añadir me despido

Enlace:#2015SinCocaCola

再见




sábado, 13 de diciembre de 2014

Frases de automotivación

Holiwi a todos. 

Bueno... como comenzar esta entrada... 

Bien, hoy, como soy una persona normal -nótese el sarcasmo- de repente en medio de una tarde feliz... Plof, bajón de ánimo. Entonces pensé... ¿por qué no escribo una entrada sobre frases... ya sabes, de automotivación y para alegrarte el día? Entonces aquí estoy, aquí van mis frases seleccionadas para esta entrada. Eso no quiere decir que no haga más entradas de este estilo.

1º Lucha por tus sueños, por tus ideales. Los caminos pocas veces están llenos de rosas, la mayoría lo están de espinas.

Fracasar no es caer, fracasar es negarse a levantarse.

El éxito de la vida no está en vencer siempre, sino en no darse por vencido nunca.

Nunca dejes de sonreír, porque hay gente que les duele, porque les jode verte feliz y porque matarían por quitarte esa sonrisa de la cara.

5ºSi aún estás soltera es porque eres demasiado linda y Cupido no quiere un idiota para ti.

Antes de ser un dragón, hay que sufrir como una hormiga

El jade necesita ser tallado para ser una gema.


Aprende a valorarte a ti mismo, lo cual significa: lucha por tu propia felicidad -Ayn Rand


Un viaje de diez mil kilómetros empieza por un solo paso.


10ºLos bellos caminos no llevan lejos.



¿Qué os parecieron? Bellas ¿no? La mayoría de ellas no sé de quienes son, y otras tantas son proverbios de la gran cultura china con mucho sentido. Sin más me despido.

再见